viernes, 28 de enero de 2011

El Bosque de las dos Lunas

   Cuando sus miradas se cruzaron en el bosque de las dos lunas experimentó un estallido de sensaciones maravillosas, no lograba comprenderlas ni sabía como describirlas, sentía que podría conquistar el mundo y que jamás se volvería a sentir cansado. Se acercó despacio y temeroso de asustarla pero ella no le quitaba sus ojos de encima, hipnotizado comenzó a hablarle, le dijo su nombre y dejándose llevar por ese torrente de emociones nuevas y extrañas trató de explicarle lo que sentía, ella solo le sonreía, siguió hablando hasta notar desconcertado su silencio. Pensó que quizás ella no podía escucharlo entonces tomó una rama y escribiendo en el suelo explicó nuevamente sus sentimientos pero la respuesta fue igual de sonriente y silenciosa. Sentía que se derrumbaban sus ilusiones pero decidió probar una vez más, trató con señas, movía sus manos y señalaba su corazón hacía gestos de explosiones agitando los brazos, saltaba y daba tumbos. Cuando al fin se quedó quieto ella, muda como siempre,
levanto su mano y le regaló una tierna caricia en su rostro. Como un fuerte golpe en la cabeza sintió la lucidez y comprendió lo que sucedía, el no sabía hablar su idioma, recordó que su maestro le había dicho una vez que en el bosque de las dos lunas se hablaba el lenguaje del amor, que era sutil y de miradas profundas, no entendía razones y se hablaba con el corazón, recordó también que la única forma de aprender a hablarlo era descubriendo las bellezas ocultas de la vida y disfrutando la simpleza de estas.
La miró fijamente y juró que aprendería, ella lo besó en los labios y se perdió entre los arboles dejando en el aire la esperanza del reencuentro. Emprendió su viaje sin darse cuenta que el aprendizaje ya había empezado.

Hasta entonces…

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