viernes, 28 de febrero de 2014

Humedad

Tres cucharadas y media de azúcar en el té, seis galletas saladas, a cada una media feta de queso y un cuarto de feta de jamón. Un beso en la mejilla de Matías y dos en la boca de Romina. Tres llaves, la del medio es la más chica, esa abre la puerta del departamento. Sesenta y seis escalones y dos descansos, dieciocho autos en dos filas, el cuarto a la derecha es el suyo, nunca fue el primero. Cinco fabricas en el camino, en la última trabaja él, trescientos setenta y cinco lugares donde estacionar, doce empleados antes de su puesto en la línea de montaje, cuatro mil brazos y piernas puestas en mil muñecas armadas y de vuelta a casa. Sesenta y seis escalones más, de nuevo el llavero y los besos. Setenta y dos canales en la tele y nada para ver. Una cama para dos, piensa y piensa pero no puede acordarse que quería ser de grande. En el techo una mancha de humedad que todas las noches crece tres centímetros con cada sueño que se le escapa.

 

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