Ahí está, parado, tranquilo, yo me acerco
y puedo sentir que nada le importa más en el mundo
que estar ahí, mirando por esa ventana los juegos que juega
y los sueños que sueña.
Inventa su vida y la arma como un rompecabezas,
solo puedo sonreír y estar feliz de verlo así.
Entonces me quedo a su lado, a mí lado, para que esa ventana
nos siga mostrando lo que no pensábamos ver.
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